Hace un tiempo que estoy volviendo a leer el libro «Dejar ir: El camino de la entrega» del Doctor David R. Hawkins y la verdad es que, como siempre que vuelvo a leer libros que ya leí en su momento, aparecen chispazos que inicialmente pasaron desapercibidos.
Hoy os hablo de uno de esos chispazos. El orgullo.
En ese post no voy a profundizar en el método de la entrega que hace referencia el libro pero os recomiendo su lectura y si queréis otras fuentes podéis consultar artículos de uno de mis referentes, Miguel Camarena que lo explica con detalle y mucho cariño.
Cómo dejar ir el orgullo
Debemos soltar el orgullo para ser más felices y sustituirlo por el amor.
Hacemos las cosas porque nos encantan hacerlas no porque nos sintamos orgullosos.
Por ejemplo, hago deporte de fondo porque me encanta y disfruto haciéndolo no porque esté orgulloso y crea que es mejor eso que hacer otro deporte porque eso nos sitúa en el plano de tener razón y todo el mundo tiene una opinión sobre su razón.
Dejar de hablar con el artículo posesivo «mi». Por ejemplo, dejar de hablar/pensar en:
- mi opinión y sustituirlo por:
- una opinión.
Por lo tanto, liberarnos del orgullo y reemplazarlo con amor nos permitirá disfrutar más de las cosas que hacemos. Al hacerlo, nos alejamos de la necesidad de tener razón o de poseer las cosas, y nos abrimos a la diversidad de opiniones y experiencias. Al dejar de identificarnos con el «mi», nos conectamos con la universalidad de las cosas, lo que nos permite ser más flexibles y comprensivos.