Ayer leí una curiosa noticia en la revista One Hacker sobre otra de las consecuencias de estar tan conectado.
La noticia hablaba de un caso en el que la policía en Ohio, Estados Unidos, arrestó a un hombre por haber provocado, presuntamente, un incendio en su propia casa.
Pues bien, para resumir la curiosa noticia, el presunto autor del incendio llevaba un marcapasos conectado a Internet.
Al consultar al cardiólogo, éste señaló que en el historial de actividad del marcapasos que llevaba el sospechoso no cuadraba con una situación límite como la que, supuestamente, había vivido.
Marcapasos conectado
Los avances en telemedicina cada vez son mayores y entre otras muchas cosas, han establecido una forma de conectar un marcapasos a Internet para que el propio médico pueda consultar distintos parámetros.
Es tal el avance de dicha tecnología que ya se dispone incluso de protocolo de seguridad gracias a la Universidad del País Vasco.
Privacidad vs Usabilidad
Como ya he hablado varias veces en este blog, vivimos en una era conectada donde muchísima información la podemos obtener ya sin salir de casa.
Simplemente realizando búsquedas en google, aplicando técnicas OSINT, o a través de software específico como Maltego.
Cada vez son más los dispositivos conectados a Internet, el IoT va a suponer un antes y un después en esta era conectada.
Va a ser más necesario que nunca establecer fronteras entre privacidad, usabilidad, confidencialidad, etc.
Como digo siempre en mis ponencias, la evolución tecnológica va marcando un camino sobre el que se deberá legislar cada vez más rápido.
Quizás sea una utopía pero me gustaría imaginar un mundo en el que la tecnología y las Leyes fueran de la mano.
Nos encontramos muchos casos en los que debemos realizar una investigación para redactar un dictamen pericial donde se ven implicadas tecnologías con un nacimiento muy posterior a las leyes por las que debemos regirnos.